Esta es una de las historias qeu surgen al pie del Camino de Santiago y ésta es parte del mito de la Traslatio, el relato que narra el viaje de los discípulos Atanasio y Teodoro con los restos del Apóstol Santiago desde Palestina hasta Galicia.
Según esta leyenda, la barca de piedra que transportaba a los discípulos y los restos del apóstol se aproximaba a la costa gallega, cerca de la villa marinera de Bouzas, no lejos de Vigo.
En ese momento, se encontraron con una boda que se celebraba en la orilla, donde los invitados participaban en un juego llamado “abofardar”, que consistía en lanzar una lanza al aire y recogerla antes de que tocara el suelo, mientras se galopaba a caballo. Lanza es sinónimo de bofarda.
Durante el turno del novio, un repentino golpe de viento desvió la lanza hacia el mar.
Decidido a ganar, el joven jinete la persiguió, adentrándose en las olas hasta desaparecer bajo el agua.
A medida que pasaba el tiempo y el jinete no emergía y el temor a una tragedia crecía entre los presentes.
En ese preciso instante, la barca de piedra de los discípulos llegó a la zona donde el joven se había hundido. Entonces, ocurrió un milagro: el novio y su caballo emergieron de las aguas cubiertos de conchas de vieira.
Impresionados por el milagro, los discípulos del apóstol declararon que, en señal de devoción y como recuerdo de este evento, todos los peregrinos que se dirigieran a Santiago de Compostela debían llevar consigo una concha de vieira.
Así habría nacido uno de los símbolos más icónicos del Camino de Santiago.
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