Un día el actor Anthony Hopkins con urgencia necesitó el libro "La chica de Petrovka" de George Feifer para poder estudiar a fondo un papel. Un libro raro, especial como Anthony Hopkins, que no podía encontrarlo en ninguna librería y después, por casualidad o providencialmente, encontró un ejemplar del mismo libro que había sido olvidado sobre un asiento en el metro. Cuando Hopkins más adelante conoció a Feifer, éste le comentó que tampoco tenía ningún ejemplar; y que el que tenía lo había prestado, siendo el último que tenía, a un amigo y éste lo perdió en una estación del metro.