En la Granada mora existía un rey anciano, Aben Habuz, que toda su vida fue un valiente guerrero y obtuvo grandes tesoros, pero con la vejez, también se calmó su ansia de nuevas riquezas, y así se dedicó a custodiar su tesoro de los jóvenes guerreros Cristianos. Temía perder sus riquezas. Un buen día llegó a Granada un mago árabe llamado Ibrahim, que venía de Egipto, y conocía todos los secretos de la ciencia, también el secreto de la vida eterna porque poseía el "libro de la sabiduría" que había dado Dios a Adán al echarlo del paraiso. El se ofreció a hacer un invento con el cual conocer cuando le iban a atacar. Ibrahim creó un curioso tablero de ajedrez donde se encontraba un jinete con una lanza, cuando apuntaba a algún sitio significaba que se acercaba un ejército por ahí, y entonces en el tablero aparecían unas figuras de ajedrez, era la imagen del enemigo. El mago invitó al rey a que derribase las figuras pues entonces y así mat