A lo largo de los siglos, San Antonio hizo sentir a sus devotos su intercesión. Multiplicó prodigios a favor de ellos y de quienes lo invocaron con confianza. Son favores temporales atribuidas a este santo, curaciones, conversiones retumbantes y hasta resurrección de muertos, entre ellos un sobrino del santo que se había ahogado por accidente en el Tajo. También se lo imboca para que podamos encontrar objetos perdidos, que se encuentran contra toda esperanza. –Don Íñigo Manrique, obispo de Córdoba en el siglo XVI, había perdido un anillo pastoral. En vano había invocado a San Antonio, pero imposible encontrar tan preciada joya. Pero un día el prelado contaba su desventura a sus secretarios, que compartían con él la mesa y les decía: “Obtuve muchas gracias por su intercesión pero esta vez no estoy contento con él”. Acababa de decir estas palabras y una mano invisible dejó caer sobre la mesa el anillo perdido. El hecho impresionó profundamente a las personas que lo