Si hay una estampa bella y característica de la ciudad de Sevilla es la vista de sus naranjos en flor, que pueblan, o mejor dicho poblaban las aceras de la ciudad embriagando con su perfume a cada uno de sus rincones. Hoy día, muchos de estos naranjos han sido masacrados por los operarios de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla, de color socialcomunista, cuya política arbórea es de lo peor pues está acabando con el arbolado sevillano y tortura a los árboles con podas sucesivas a destiempo, hasta ocho he podido contar en uno de los parques de Sevilla. Pero los naranjos sevillanos y sus frutos tienen una historia bonita. Con las naranjas, que son amargas, no de mesa, se elabora u na confitura que salvó la vida a cientos de marineros. Al parecer de esta historia viene el gran éxito de las naranjas amargas de Sevilla y su exportación a Inglaterra, allí elaboran la mermelada preferida de la reina Isabel II. El uso "medicinal" de las naranjas se remonta a los s