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En 1185, siglo XII de nuestra era, el emperador de Japón era Antoku, un niño de siete años y el jefe del clan "Heike", su familia. Ese año se enfrentó contra una familia rival los "Genji" y perdieron la flota en los mares de Japón en la batalla de Danno Ura. La derrota fue total y, antes de caer en manos de los enemigos, Antoku se suicidó, en brazos de su abuela, arrojándose al agua, siendo acompañados en su destino a la muerte por el resto de sus guerreros samurais.

Cuenta la leyenda que sólo sobrevivieron cuarenta mujeres del clan Heike, que vivieron entre los vencedores como esclavas sexuales.

Para conmemorar la batalla y en recuerdo de sus guerreros las mujeres crearon un festival en el que el 24 de abril, los descendientes de aquellos guerreros acuden al templo de Akama donde está el mausoleo del emperador Antoku y mediante una ceremonia conmemoran la gesta del clan samurai Heike.




Sigue contando la leyenda que en el que se celebró la batalla, costa de Shimonoseki, apareció un cangrejo algo raro y exótico, es el cangrejo Heike, que vive en el mar de Shimonoseki y lleva grabado en su caparazón el rostro de un samurái. Según la tradición, los fantasmas del emperador y sus guerreros están en estos mares, sin encontrar la paz aún.

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