Un momento mágico, un descubrimiento único y un viaje en el tiempo es ver toda una sorpresa, el solsticio de verano en la Sinagoga del Agua, en la ciudad de Úbeda, por eso la empresa de turismo activo Artíficis realiza un evento especial para poder vivir esta experiencia en directo. De manera que entre los días 21 y 24 de junio abre sus puertas la Sinagoga del Agua, a las nueve horas de la mañana, para un grupo reducido de personas y el programa consta de una introducción al solsticio, desayuno con dulces sefarditas y la experiencia de disfrutar la entrada de los rayos del sol en el baño de purificación hasta tocar el agua e iluminar por completo el espacio subterráneo. La actividad tiene una duración de una hora y media.
La Sinagoga del Agua es un viaje por las culturas que durante siglos estuvieron en el sur de España. Abre sus puertas en la esquina de las calles Roque Rojas y Las Parras, en Úbeda. Este oratorio judío fue descubierto por el constructor Fernando Crespo durante las obras de construcción de un bloque de pisos en el centro histórico de la ciudad. Percatado de que lo que iba surgiendo de la escombrera de tierra podía tener un gran valor histórico, los operarios limpiaron y colocaron piedra tras piedra. Consultaron a historiadores y expertos y ante ellos se desveló uno de los templos judaicos más interesantes de España.
La sinagoga está estructurada en torno a varios espacios y estancias que quedan unidas por corredores situados a diferentes alturas bajo la estructura de un edificio. Aseguran incluso que al atravesar la que llaman Puerta del Alma se siente una pulsación distinta, una energía que retuerce las varas de metal usadas por los zahoríes. Las baras de los zahoríes se mueven cuando existe evidencia de la presencia de agua.
El interior del templo y más allá de esas sensaciones, el agua fluye por los canales subterráneos que llenan las bocas anchas de los pozos rituales de las esquinas de la estancia principal.
La sinagoga está dividida por grandes arcadas, con una galería en la parte superior donde las mujeres sefardíes seguían el ceremonial, semiocultas tras los velos y las celosías. Un pasadizo subterráneo, erosionado y modelado por la corriente de agua con formas caprichosas, conduce hasta el corazón de la sinagoga, el llamado baño ritual.
El magnetismo de esta estancia es aún mayor; una pequeña alberca, excavada en su centro, invita a descender hasta el agua que mana de su interior todo el año.
En la Sinagoga del Agua se muestran diferentes objetos de gran valor, como pinturas, cerámicas, documentos y elementos arquitectónicos y decorativos del propio edificio que permiten mirar al pasado.
Tras la expulsión de los judíos el lugar estuvo ocupado por el Santo Oficio de la Inquisición.
En realidad desaparece el mundo exterior en cuanto se descienden los SIETE escalones hasta la primera estancia. Ahora estamos en otra época, siglos XV - XVI. Hay una mesa, una silla, unos bargueños, unas arquetas, recado de escribir listo para ser usado. También hay imágenes de santos y vírgenes. A esta sala la llaman El despacho del Inquisidor, porque reproduce con muebles de época aunque procedentes de otros lugares, lo que podría ser el despacho del inquisidor, ya que fue sede de la Inquisición en Úbeda.
Entonces pasamos bajo un arco y llegamos a lo que debía ser el patio de la casa del rabino. Nos dicen que en realidad es un antiguo patio, pero que alguna reforma del edificio lo cegaron para añadir habitaciones en el piso superior. Esta sala está dedicada a tratar las tres religiones que de alguna manera convivieron en la Península durante varios siglos, aunque se da mucha importancia a los judíos.
Fuente: EL MUNDO y web www.artificis.com
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