Ir al contenido principal

Leyenda celta



Según una leyenda celta había un hombre viejo y muy cascarrabias que era propietario en Irlanda de una granja. Un día el viejo discutió acaloradamente con su hijo y dejaron de hablarse. Años más tarde el hijo murió y el padre aún sentía odio y rencor y no se presentó siquiera al funeral.

El carácter del granjero se agriaba más con el tiempo, él cumplía sus obligaciones como ciudadano y cuando falleción uno de sus vecinos, fue a su entierro. Pero cuando la ceremonia terminó, el granjero estuvo paseando por el cementerio.

Paseando por el cementerio se sorprendió al ver cómo una calavera asaltó en el camino y crujiendo la mandíbula se dirigió a él diciéndole: mañana pasaré la noche en tu casa. La única condición es que vuelvas más adelante a hacerme compañía a este mismo cementerio.

El granjero asustado por aquel mensaje invitó al cura para que pasara la tarde con él en casa. Al día siguiente, cuando estaban en a mesa cenando, oyeron tres golpes en la puerta; y aunque nadie abrió la puerta, apareció  una calavera encimad e la mesa donde permaneció un rato y después se fue, desapareció.

En granjero decidió cumplir la parte del trato que le correspondía, más por miedo que por honor; y entró en el cementerio buscando la calavera.

Junto a la iglesia encontró a dos hombres peleando con guadañas y palas, cuando ésto se dieron cuenta de la presencia del granjero le preguntaron que si buscaba a la calavera descarnada, indicándole que mirara en le campo colindante.

Los hombres parecían almas del infierno y el granjero siguió muy asustado; y en el campo indicado fue a encontrar una casa de madera en la que sin pensar más, entró. Allí encontró a una señora y a una criada, la primera estaba congelada de frío e iba de un lado a otro sin consuelo, intentando acercarse al fuego, pero la criada se lo impedía d emalas formas. cuando la mujer se percató de la presencia del granjero, lo miró y le dijo que si buscaba la calavera, la encontraría en la habitación contigua.

El granjero corrió desesperado hacia aquella habitación, en la que consiguió entrar y cerrar la puerta. Allñi estaba la calavera con tres mujeres a su lado. Cuando la calavera vió al granjero entrar ordenó a una de las mujeres servir la cena al hombre, pero la cena consistía en pan negro y una jarra de agua muy sucia y el granjero no tocó nada.

Entonces la calavera indicó a otra de las mujeres que le sirviera la cena al invitado, la mujer sumisa ofreció al grangejo una cena aún peor que la anterior; y el granjero tampoco tocó nada.
entonces la calavera dijo a la tercera mujer que ofreciera la cena al granjero y la mesa se llenó de exquisitos majares, entonces el granjero comió.

Tran la copiosa cena la calavera habló al granjero para explicarle lo sucedido. Así le dijo que los primeros hombres que vió peleando eran en vida vecinos que luchaban por las tierras y que ahora tras su muerte tendrían que luchar por siempre.

El hombre y la mujer que vio a continuación, en vida, habían sido matrimonio que continuamente andaban en disputas y ahora estaban condenados a hacerlo por siempre jamás.

La dama que vio aterida de frío, en vida, fue muy cruel con el servicio y ahora estaba purgando su culpa sufriendo venganza hasta el juicio final.

Las tres mujeres que acompañaban a la calavera habían sido esposas en vida del dueño de la calavera. La primera fue mala con él, peor aún la segunda y la tercera fue muy buena.

Le explicó al granjero que había sido capaz de asistir al entierro de un vecino y no al de su propio hijo.
¿Cuánto tiempo crees que ha pasado desde que saliste de casa?, le replicó.

Ayer por la tarde salí de casa para buscarte, contestó el granjero.

Pero la calavera puntualizó: No, llevas aquí 700 años. Te daré una oportunidad, ve a la tumba de tu hijo, arrepiéntete y a ver si así eres capaz de alcanzar el perdón eterno.

El granjero se puso en camino buscando la tumba de su hijo aterrado y cuando la encontró se arrodilló llorando y pidió perdón. Momento en el cual se abrió el suelo y salió una mano que sujetó la suya; y los espiritus de padre e hijo subieron juntos al cielo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Leyenda del Amaru

  5 de octubre LA LEYENDA DEL AMARU Cuentan que hace muchísimos años, una terrible sequía se extendió por las tierras de los quechuas. Los líquenes y el musgo se redujeron a polvo, y pronto las plantas más grandes comenzaron a sufrir por la falta de agua. El cielo estaba completamente limpio, no pasaba ni la más mínima nubecita, así que la tierra recibía los rayos del sol sin el alivio de un parche de sombra.   Las rocas comenzaban a agrietarse y el aire caliente levantaba remolinos de polvo aquí y allá.  Si no llovía pronto, todas las plantas y animales morirían. En esa desolación, sólo resistía tenazmente la planta de qantu, que necesita muy poca agua para crecer y florecer en el desierto. Pero hasta ella comenzó a secarse.   Dicen que la planta, al sentir que su vida se evaporaba gota a gota, puso toda su energía en el último pimpollo que le quedaba.   Durante la noche, se produjo en la flor una metamorfosis mágica.   Con las prim

Historia de la oración del Santo Rosario.

Cuenta la leyenda que un hermano lego –fraile y no sacerdote-, dominico, no sabía leer ni escribir, con lo cual no podía leer los Salmos como se hacía en el convento. Cuando terminaba sus labores de portero, barrendero, hortelano,etc., ya de noche, se iba a la capilla y se arrodillaba delante de la imagen de la Virgen María a quien le rezaba 150 Avemarías, pues 150 era el número de los salmos que él no podía leer;   y después se retiraba a descansar a su celda. De madrugada se levantaba antes que los demás para ir a la capilla y repetía su saludo a la Virgen. El superior notaba que todos los días, cuando llegaba a la capilla para rezar con todos los demás, que había un exquisito olor a rosas frescas y sintió curiosidad. Preguntó que quién se encargaba por las mañanas de adornar el altar de la Virgen, pero todos respondieron lo mismo, ninguno de los frailes lo hacía. Los rosales del jardín, por otra parte, no parecía que le faltasen flores.   Cuando un día el hermano lego en

El sabio y la serpiente

El sabio y la serpiente es una fábula indú sobre la necesidad de defendernos cuando nos vemos atacados.  No debemos usar la violencia de forma innecesaria, pero tampoco debemos dejar que otros se aprovechen de nuestra buena voluntad o que puedan aprovechar un momento bajo o una baja autoestima. Dicen que una serpiente vivía en una cueva, en una montaña de la India y tenía atemorizada a toda la población de los alrededores, pues no dudaba en morder a todo el que por allí pasaba. La serpiente empezó a quedarse muy sola, nadie quería acercarse a su cueva.  Un sabio vivía cerca de ella y un día decidió pedirle consejo. Y le dijo al sabio: – Necesito consejo. – ¿Qué sucede?- contestó el sabio. – Es que nadie viene a verme, porque hasta ahora, todo el que se acercaba recibía un mordisco envenenado y ahora me tienen miedo… – Normal que te tengan miedo, es que no haces otra cosa que atacarles- contestó el sabio-. Lo que tienes hacer es dejar de morderles. – De acuerdo. No les morderé más, dij