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EL COCODRILO DE LA CATEDRAL DE SEVILLA





Hay que remontarse a la Edad Media, y es una historia legendaria.

Parece ser que el soberano de Egipto, Al-Malec, tenía mucho interés en que el rey Alfonso X el Sabio le concediera la mano de su hija, doña Berenguela. De esta manera, Al-Malec envió a Sevilla en 1261 un lujoso cortejo con grandes y exóticos regalos para convencerle.

Otro motivo para la llegada de este suntuoso cortejo lo apunta el mismo Alfonso X en su Libro del Tesoro, conocido como "el Candado" por su difícil interpretación. Alfonso X oyó hablar de un importante astrólogo en Egipto y lo mandó buscar, siendo esto así, el cortejo se hubiera debido entonces a la llegada a Sevilla del gran astrólogo.

Es conocido el interés que tenía por las ciencias y por el esoterismo Alfonso X, llamado por ello El Sabio, siendo además hijo del también enigmático Fernando III el Santo, conquistador de Sevilla y Jaén, ciudades en las que ambos monarcas dejaron un legado histórico y esotérico destacado.

De entre los animales que ese lujoso séquito traía como regalos se incluía un cocodrilo vivo,  que al poco tiempo murió y fue disecado y puesto donde ahora se conserva su copia en madera, y dando con ello nombre a una puerta y una zona de la catedral sevillana.
La historia que de chica oía contar al respecto es que el cocodrilo fue encontrado en el Guadalquivir cuando la catedral estaba en plena construcción.

El cocodrilo tiene gran significación religiosa en el antiguo Egipto, con lo cual el reptil podría estar dando alguna otra pista más de los mensajes que la catedral encierra.




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